Dulce de Calafate, amargo de Chalten

De todos los atractivos de la región de los glaciares, el dulce de la baya que da nombre al pueblo de El Calafate tiene su propio dicho: si lo pruebas, regresas. Bueno, en mi caso se ha cumplido. Pero sin embargo es mucho más conocido por dos palabras, que a todos os sonarán: Perito Moreno. Se trata de uno de los muchos glaciares que asientan a la orilla del lago Argentino, y que nacen todos del Campo de Hielo Patagónico.
Aunque ya habíamos tenido nuestro primer contacto con los glaciares en Torres del Paine, los que hay por aquí tienen el título de “el más”: el más largo, el más alto, el más activo,...
Como todos imagináis, Patagonia es un destino caro dentro de Argentina, y no digamos ya dentro de Sudamérica, así que tocaba ahorrar. Nos metimos en un albergue en el que el chico encargado nos recibió con la borrachera todavía de la noche anterior, la cocina se caía a trozos y era difícil encontrar una cuchara limpia...
Y claro, lo que se ahorra por un lado, te lo roban por otro. Y es que hay pocas maneras de visitar los glaciares, y todo está concentrado y monopolizado por dos o tres empresas. Y luego la entrada al Parque Nacional... aunque volvimos a hacernos pasar por argentinos y nos ahorramos bastantes pesos...(ché, boludo!)

Decidimos ver primero los glaciares Upsala y Spegazzinni, todo un día en barco con otros 300 borregos, y dejar el Perito Moreno para el final.
Lo mejor: el glaciar Upsala desprendió hace unos meses una cantidad enorme de témpanos, tanto que durante un tiempo no se podía pasar por el lago, y navegar ahora entre icebergs altos como edificios, de un azul intensísimo, de múltiples formas, a lo largo de todo el brazo norte del lago, no tiene precio. El glaciar Upsala, a pesar de estar en regresión (como todos los de la zona), es el más largo, con unos 50 km hasta su nacimiento (vamos, como ir de Madrid a Guadalajara caminando encima de hielo), y 3 km de ancho, aunque “sólo” 50 metros de altura máxima sobre el nivel del mar (por debajo son unos 200 metros...). Después, tras una parada en la Bahía Onelli para ver otros tres glaciares, llegamos al Spegazzinni, que tiene el honor de ser el más alto, hasta 70 metros sobre el agua, y posiblemente de los más bonitos. Después de un día agotador, regreso al albergue para prepararnos para el Perito Moreno.

El Perito no es ni el más largo, ni el más ancho ni el más alto. Pero sí es el más accesible y el que más se mueve, avanzando y retrocediendo a lo largo de meses, por lo que es frecuente que trozos gigantescos se desprendan cada poco tiempo. Continuamente se oye el crujido del hielo, y se ven pequeños trozos caer por todos lados. Sin embargo, hay que tener paciencia y suerte para ver un buen desprendimiento, y la tuvimos, las dos. Después de más de una hora delante del glaciar comenzamos a oír varios crujidos seguidos y poco después un trozo de glaciar como un edificio de 10 plantas se vino abajo, provocando un enorme estruendo y unas olas gigantescas en el lago. Una experiencia totalmente inolvidable!!
Esa noche la gente del albergue nos invitó al que posiblemente sea el mejor cordero patagónico que hemos probado en nuestra vida, y os aseguro que no han sido pocos...

A la mañana siguiente, madrugón mediante, y con un poco de resaca, emprendimos camino hacia El Chaltén, un minipueblo creado hace 20 años para explotar sus montañas, sobre todo el Fitz Roy, uno de los picos más bonitos de Patagonia. En mi memoria estaban esos días de pleno sol a mediados de Marzo, las largas caminatas donde el Isma nos dejaba con la lengua fuera a Mariete y a mí (qué tiempos aquellos, my friend...), y la visión permanente de todos los cerros en el horizonte.
Pues nada más lejos de la realidad. Lo único que vimos durante tres días fue la tele en el albergue gracias a un cambio de tiempo brutal, que hizo que no parase de llover ni un minuto, y ese viento patagónico que levanta las piedras del suelo martilleándote la cabeza sin parar. Pero lo intentamos... la excursión al Fitz Roy fue una de las más duras, no por las pendientes, sino por cómo estaba el camino, la lluvia, el frío y el viento. En ningún momento vimos el pico, y después de tres horas de sufrimiento, y con la subida final esperándonos, decidimos dar media vuelta y volver a casita para darnos una ducha caliente...
Nos quedamos con las ganas, pero bueno, no siempre íbamos a tener tanta suerte...

Comentarios

Isma ha dicho que…
Se que esta feo sarita pero te jodes... que yo vi el fitz roy y el cerro torre en todo su explendor
Anónimo ha dicho que…
SARITA dijo:
Ya, pero nada comparable a las Torres, ni por asomo, yo me he perdido dos piquitos de nada y tu todo un paraiso, ja!
Isma ha dicho que…
FER ya lo dijo... y yo lo vi:
"sobre todo el Fitz Roy, uno de los picos más bonitos de Patagonia"
Cuando quieras volvemos y comprobamos...
pepe ha dicho que…
como sois, ciberdiscutidores!

nosotros viendo fotos vuestras rodeados de hielo, y en verdad estais en islas paradisiacas bueceando entre tiburones ¡perros!