Bariloche de verano

Bariloche es bien conocido internacionalmente por su magnifica estación invernal y sus grandes lagos. Yo me imagino que aquí será para los argentinos, como para nosotros Pirineos, o incluso los Alpes, porque estar, está un rato lejos de todo. Lo que no dejará de sorprendernos es la disponibilidad que tienen los argentinos para conducir miles y miles de kilómetros. El bus que nos trajo aquí, batió todos los records. Treinta horas de viaje atravesando pura (y dura) pampa argentina rumbo norte, parte del tiempo por carreteras sin asfaltar, otra parte parados por la guardia forestal debido al fuerte viento demasiado arriesgado para un bus de dos pisos). Pero llegamos. Sobrevivimos. Casi hasta se nos hizo corto oye...

Reservamos en un hostel un poco a ciegas, situado a 7 km de bariloche pueblo, el Andorra city argentino, pero muy cerca del atractivo principal de Bariloche en verano, los grandes lagos y el parque nacional Llao-Llao, aunque en argentino sería más bien un gracioso Chao-chao.

El hostel era una preciosa casita de madera rodeada de árboles y lo llevaban una pareja de argentinos recién casados, Nati y Javi, más o menos de nuestra edad que se encargaban de conseguir que su acogedor lugar hiciera las veces de nuestra casa, o la casa de unos amigos en la que estábamos invitados. Tuvimos muchas veces esa sensación, tanto, que lo que en principio iban a ser un par de días se convirtieron en casi 10... Fue bastante gracioso, porque cada 2 días, les mirábamos con cara de niños buenos, y preguntábamos “podemos quedarnos otra noche más???” Y ellos se reían y siempre encontraban un hueco. Él hacía todos los días el pan para el desayuno, que estaba delicioso, y café de verdad, no de ésos que parecen agua de tierra (bastante frecuente en los últimos meses), muy buen rollo en general, así que hasta ahora, yo diría que el Hostel Alaska ha sido nuestro lugar favorito. Luego nos enteramos que es el hostel más antiguo de Bariloche.

Los días que estuvimos allí, nos dedicamos a explorar la zona, como de costumbre, pero con calma, mucha calma, fueron unos días muy relajantes. Subimos al Cerro Campanario, en busca de una vista panorámica que una barrera de viento impenetrable y las nubes se encargaron de estropear. Así que tuvimos que repetir, y esta vez sí la conseguimos. Desde lo alto del cerro, te encuentras en el centro de una circunferencia de lagos e islas rodeadas de montes nevados o medio nevados que hacen que la vista merezca la pena, una y dos veces.

También subimos al mirador del Cerro Gutiérrez, en día de calor sofocante, y de ahí al Cerro Catedral, la estación de esquí más famosa, ahora cerrada y dedicada al turismo veraniego. Nunca había estado en una gran estación de esquí en verano, y me hizo gracia descubrir cómo aquí le sacan partido a los telesillas también en esta época. Normalmente sirven de acceso a miradores, en caso de que no quieras caminar si la ruta es accesible, o a picos inaccesibles a pie. Pero lo mejor es que puedes comprar una especie de fortfait, y subir con la bici las veces que quieras, para luego bajar por las pistas de esquí a toda....prisa. Nosotros no lo hicimos porque nos enteramos tarde, pero sí hicimos algo parecido en Villa La Angostura, un pueblecito muy mono a 90 km de Bariloche. Alquilamos las bicis y fuimos al parque nacional (con acento argentino por eso de la entrada barata) y resultó ser un camino de tierra de unos 12 km de subidas empinadas y bajadas todavía más, así que también fue bastante adrenalínico. Y para acabar de rematar el día, qué mejor que una parrillada libre de cordero y bife? Pues así celebramos el cumple de Fer, esos bien llevados "taitantos"...
Otro día de bicis sería a lo largo y más que largo del Parque Llao-Llao, lleno de extenuantes subidas, y no tantas bajadas. Entre medias, Colonia Suíza, famoso por su mercadillo en la calle y sus comidas típicas.
El resto de los días los dedicamos a leer, escribir, hacer algunas llamadas, pasar el día a orillas de algún lago-playa, pasear por Bariloche, probar todas las variedades de alfajores habidas y por haber (que luego ya no va a haber alfajores!) y chocolates, Bariloche es muy conocido también por la variedad y exquisitez de sus chocolates.


Coincidimos con gente muy agradable en el hostel,sobre todo argentinos pasando sus últimas vacaciones o visitando Bariloche por primera vez, y es que está a unas 20 horas en coche de Buenos Aires!
El último día, Nati y Javi hicieron una cena de despedida con todos lo que allí estábamos. Compraron unas cuantas truchas de tamaño tiburón y asaron unas papas al horno y nosotros propusimos hacer una tortilla de patata, que como os podéis imaginar fue todo un éxito... La tortilla de patatas, allá donde va triunfa. Y todo acompañado de un riquísimo vino argentino, que ya se había convertido en clásico de las noches en Bariloche. Y así nos despedimos de nuestro hogar en Bariloche, de nuestros amigos, y de estos días inolvidables.

Comentarios

Eli ha dicho que…
Sarini... te has cortado el pelo o tienes coleta en la foto en la que estáis con los del hostel????
Joooo!!! Qué ganas de verte in person!!!!
Mil besitos, gupos!