Te Pito o Te Henua

Una de las mejores cosas de viajar es la gente que vas conociendo por el camino, a pesar de ser relaciones cortas pero intensas, y tener la sensación de que continuamente te estás despidiendo de alguien.
Esta vez tocaba reencontrarnos con Matías y Ale, la pareja de chilenos que conocimos en el Camino Inca, que cuando se enteraron de que íbamos a Santiago se pusieron a nuestra disposición.
En Bariloche cogimos (sí, cogimos!) nuestro último autobús en tierras sudamericanas, que nos llevaría a Santiago de Chile vía Osorno, y después de la nada despreciable cifra de 18 horas. Allí nos estaban esperando Mati y Ale que, como viene siendo la tónica, se portaron como unos anfitriones de lujo. No sólo nos dieron alojamiento, sino que nos llevaron de minitour por Santiago, para ver la estatua del General Baquedano, que aunque no sea familia mía hace gracia verlo, nos invitaron a comer ceviche en un restaurante peruano y nos hicieron dos regalos de los que nos acordamos continuamente: un ají molido chileno muy picantón que condimenta nuestras comidas desde entonces y unas aletas, máscara y tubo de snorkel, en vista de los que se avecinaba... Lo dicho, un lujo de pareja!

Desde Santiago volamos a Isla de Pascua, perdida en medio del océano Pacífico, a 4000 km de cualquier otro pedazo de tierra, con una historia algo misteriosa no aclarada al 100%, y cuyo principal atractivo son los Moais, esas enormes figuras de piedra dispersas por toda la isla. De siempre he sentido interés y atracción por ellos. Quizá porque en la última pantalla del Arkanoid (ay!, ese PC1512...) había que matar a dos cabezas de moai, esa imagen la he tenido grabada en la mente desde pequeño.
La llegada a Hanga Roa, la ciudad principal de la isla, es curiosa, ya que al bajar del avión puedes salir caminando y en cinco minutos estás en el centro. En la misma terminal conseguimos alojamiento, en una casita en medio de un jardín donde crecían plátanos, mangos, aguacates, etc... y ya en ese momento nos empezamos a dar cuenta del carácter de los Rapa Nui, cuando una señora se ofendió y se puso muy suspicaz al hacerle varias preguntas sobre si podíamos usar la cocina de la casa. La amabilidad se tornó en desconfianza de repente, algo muy extraño, pero que se repetiría en varias ocasiones... Los pascuenses reniegan de todo lo chileno, y se sienten más cerca de la Polinesia Francesa que del continente sudamericano. Sin embargo, da la sensación de que se han quedado con lo peor de ambos sitios, creando una mezcla extraña que nos hacía sentir algo incómodos.
Eso no nos impidió disfrutar de la Isla de Pascua, un paraíso rodeado de agua con cielos interminables, puestas de sol eternas y mucha mucha paz. La recorrimos en scooter, parando continuamente para ver cada rincón interesante, hasta llegar a Rano Raraku, el volcán de cuyas laderas sacaban las piedras para tallar los moais y después trasladarlos dios sabe cómo a la otra punta de la isla, y donde se encuentran centenares de esculturas desperdigadas por todo el terreno, de diferentes tamaños y en diferentes fases de evolución, creando una imagen que encoge el estómago, y donde se puede percibir la energía mística que desprenden.
Y muy cerca de allí está el Ahu Tongariki, donde se erigen 15 imponentes moais, realmente grandes, que dirigen sus miradas hacia el interior de la isla, para proteger a sus habitantes. Más al norte, la playa de Anakena, de arena blanca, palmeras y aguas cristalinas contrasta con el resto de la costa escarpada y con acantilados de cientos de metros
donde rompen olas poco pacíficas.

Después de recorrer toda la costa este, la vuelta por el interior transcurre por paisajes tropicales, todo verde, muy verde, a pesar de haber pocos árboles. Y el calor típico tropical, y las lluvias típicas tropicales, que te pillan en la moto sólo con el bañador... y de repente empieza a diluviar, y a los cinco minutos vuelve a pegar el sol, y a los cinco minutos vuelve a llover...
Otro día lo dedicamos a ver la parte oeste en bici, bajo un calor infernal y claro, no hay casi árboles para que te den sombra, así que nos quedó la primera marca de moreno de la temporada (moreno obrero, pero moreno).

De la parte sur imprescindible visita al volcán Rano Kau y el poblado de Orongo, colgando de acantilados infinitos que dan verdadero vértigo, y el único sitio de la isla desde donde se pueden ver los motus, islotes en forma de aguja que se elevan decenas de metros sobre el agua, y que descienden centenares de metros por debajo del agua, y si lo ves al atardecer....
Y aunque no estaba planeado, tuvimos nuestro primer contacto con los fondos marinos del Pacífico. Matías ya nos había dicho que sería imperdonable no bucear aquí, pero como nosotros luego íbamos a la Polinesia, nos queríamos reservar. Pero la verdad es que era una oportunidad única, en aguas que tienen una de la mejor visibilidad del mundo, hasta 60 metros! Y no nos defraudó. Si bien no hay demasiados pececillos, está lleno de coral, cuevas, rocas volcánicas y todo con la sensación de volar, porque de verdad la visibilidad es espectacular!!
Lo más gracioso fue cuando preguntamos por el seguro de buceo, ya que el nuestro había caducado. Nos dijeron (no se si debo contar esto...) que como la isla está a más de 4000 km del hospital más cercano capaz de atender accidentes de buceo, daba igual tener seguro o no, porque de nada te iba a servir, nadie iba a venir a por ti, y para cuando llegases al hospital ya habría poco que hacer. Muy tranquilizador, la verdad. Así que nadie tiene seguro allí...
Pues así de bien lo pasamos en el Ombligo del Mundo, rodeados de gallos, perros, algunos mosquitos, viendo anochecer en la playa con una cervecita y tomando contacto con el mundo polinesio, que nos llevará a la Polinesia Francesa y a Nueva Zelanda...

Comentarios

pepe ha dicho que…
la isla de pascua muy bonita, y las fotos igual, pero creo q ya habeis huido de sus desconfiados habitantes, y q habeis conciddo todos los fondos marinos de la polinesia asi que...¿dónde estais? Nueva Zelanda, Australia, Indonesia????
cuidado con Tailandia. mirad los periódicos antes de aterrizar

besitos
Anónimo ha dicho que…
Hay una foto que me resulta familiar... Ese snorkeeeeel!!!

nere
El Creador ha dicho que…
Nere, ya sabes que esa foto está hecha pensando en tí!!
Anónimo ha dicho que…
Hola perrillos!! para mi tambien hay una foto que me resulta familiar.... ¡timadores!
Marilui