Alguien sabe qué es realmente Singapur?

Más que un país, Singapur es una gran ciudad, una especie de Madrid, donde gente de todas partes viene a instalarse, trabajar y formar parte de su sociedad. Eso condiciona la fisonomía del país desde la raíz. Chinos, malayos, indios, algún otro asiático y “occidentales” se reparten casi el 100% de la tarta de población. Entonces, ¿quienes son singapurinos?. Supongo que aquellos que han nacido en Singapur, independientemente de sus orígenes. ¿El país con menos identidad de Asia, o el que mayor diversidad cultural aporta y el que más se enriquece de ello?. Difícil de decir, cuando el idioma oficial es el inglés y el número de i-pods por metro cuadrado es asombroso.
Ya sólo esto era motivo suficiente para atraernos, y echar un vistazo a esta nación joven, sabiendo que no íbamos a encontrar templos de antiguas civilizaciones ni maravillas de la naturaleza. El lema de Singapur es la efectividad y la eficiencia, que han penetrado en la conciencia de la gente, hasta tal punto que no hace mucho se multaba por mascar chicle en la calle o cruzar por otro sitio que no fuera el paso de peatones, creando un oasis de pulcritud, limpieza y organización extrema en medio del caos del resto de países del llamado sudeste asiático. Por suerte las cosas se han relajado.

La situación estratégica convirtió a Singapur en puerto principal del comercio con el viejo continente, y hoy en día las actividades principales son las compras y la comida. Tecnología punta, electrónica avanzada, ropa de alta costura, primeras marcas de todo, a precios “baratos” si lo que buscas es ahorrarte 300 euros en un traje de Armani de 2500. Nosotros, más modestos, no encontramos grandes gangas al comprarnos nuestros cascos de 3 euros...
Por lo demás, los principales atractivos son el skyline, es decir, los rascacielos de la zona de negocios, Chinatown, que parecía más montado para los turistas que un barrio chino auténtico, Orchard Road, que es donde se suceden centros comerciales enormes uno detrás de otro donde realizar todas las compras, y Little India.
Little India merece una mención a parte. Aquí fue donde nos asentamos, en un hostalillo-ratonera, donde se saltaban a la torera las medidas de seguridad en caso de evacuación, las escaleras de salida eran una trampa mortal y estábamos tan hacinados como en un taller ilegal. Al menos tuvimos la suerte de reencontrarnos con Maya y Andrew, una catalana y un londinense que conocimos en Melaka. Y encima nuestro compañero de habitación tenía una CPAP (algo así como una máquina para respirar mejor)!!. Sí, a pesar de esto, estuvimos allí unos días... Y es que estaba en pleno barrio indio. Pero barrio indio de verdad, con sus tiendas, sus templos, sus badulaques y sus restaurantes. Lo mejor de todo, salir a la calle y notar todos los olores, colores y sonidos en las minúsculas tiendas, sentarnos a comer un chicken masala que te deja la boca ardiendo dos horas, pasarnos la tarde buscando artículos inútiles a precios de risa en las galerías comerciales, ir a Orchard Road ojeando cosas que jamás podremos comprar y volver a nuestra Little India para una cena poco ligera y cruzar los dedos para que el vecino no nos de la noche...

Comentarios

Isma ha dicho que…
Guapisimos los niños que habeís comprado... El de la derecha se parece un poco a la familia del Fer. Que ojo!!
Claro que os los han dado ya creciditos, esperemos que no tengan muchos vicios...
Anónimo ha dicho que…
Vicios? Pero si a los pobres no les dejan ni mascar chicle!! Bueno, aunque a lo mejor por eso...porque ya se sabe que la represión es mu mala. Ya les naturalizaremos y les enseñaremos la perversión del sudoeste europeo.

Nere
PD: y el de la izquierda hubiera necesitado un parchecito oclusivo en su día...
El Creador ha dicho que…
Pues os queríamos dar una sorpresa, pero ya lo habéis adivinado...nos los hemos mandado para España, llegarán en un par de meses por barco.
Al del ojo vago ya le pondremos un parche, así cuando le dejemos en la calle pidiendo dará más pena y sacaremos más tajada.
Habíamos pensado ponerles Isma y Eli, en honor a nuestros mayores comentadores...
Eli ha dicho que…
Jejejeje