Phi Phi y Kaka

Cuando comencé a escribir la entrada de Phuket, pensé en hacer un copy-paste de lo que contábamos sobre Kuta (Bali). Pero, recapacitando, las cosas que hemos visto aquí deben ser descritas de forma independiente.
Decidimos entrar en Tailandia por el sur y, desde Singapur, lo mejor era volar a Phuket e ir ascendiendo por el país. Todos sabemos lo que es Phuket, no nos vamos a engañar, no veníamos a perdernos en playas desiertas ni a empaparnos de la cultura tailandesa. Veníamos a verlo, a ver si de verdad era como todo el mundo lo contaba.
Pues, lamentablemente, es incluso peor...

Phuket es la isla más grande de Tailandia, y el destino turístico principal de dos tipos de personas.
Unos, como los de Bali, sólo buscan emborracharse cada día, despertarse vomitados en la playa cuando la marea les llegue al cuello y pasar la resaca en el McDonald's, para volverse a emborrachar en el Irish Pub viendo los partidos de la Premier League. Afortunados, tienen un mundo entero a su disposición, casi hasta se sentirán abrumados con tanta oferta para “guiris” impresentables. Y una legión de tailandeses a sus pies, que se aprenderán las frases típicas en cincuenta idiomas para poder soltártelas en todo momento y, oye, si hay suerte a lo mejor acabas comprándole algo, olvidándose por completo de que es el que viene de fuera el que debe adaptarse a tus costumbres. Lo más parecido a prostituirse sin necesidad de entrar en el segundo tipo de turistas.
Los otros, desgraciadamente, dejan a los primeros como hermanitas de la caridad. Son personajes con un objetivo claro, encontrar aquí lo que no tienen en su país: jovencitas que hagan por ellos todo lo que les pidan, por una pequeña limosna. Por desgracia, la imagen del turista sesentón (y más), barrigón casi todos, de la mano de una tailandesa con cara de adolescente es más frecuente de lo que podíamos imaginar. No se las motivaciones que tienen ellas, evidentemente económicas, pero muchas estudian, tienen otros trabajos, es decir, que no es una necesidad en muchos casos, si no más bien un extra en su vida. Esto no exculpa a los verdaderos responsables, aquellos capaces de pasearse por las calles y las playas sin que se les caiga la cara de vergüenza. Como decía alguien, qué te parecería si me acostase con tu hermana y le diese un euro de propinilla? Supongo que no muy bien...
Piensas en ellas, en ellos, y se te revuelve el estómago, tienes una sensación muy desagradable, comparable a ver la pobreza de Bolivia, o al episodio del fuego...
Puedes intentar abstraerte y taparte los ojos y, sólo así, entre los miles de locales que colapsan las calles y los neones cegadores de los bares, podrás disfrutar de un sitio precioso corrompido por la mano del hombre, como siempre...

Por suerte encontramos Kata, una playa al sur, mucho más tranquila que Patong, pero tampoco se libra de lo que hemos dicho antes, y aquí pasamos un par de días hasta que decidimos dar el siguiente paso: las islas Phi Phi.


La diferencia fundamental es que, gracias a dios, el segundo tipo de turistas no se deja ver por aquí. Por desgracia, el número de los del primer grupo se multiplica considerablemente. La media de edad se mueve en un corchete de 20-25 años, pelo rubio, piel roja o con peladura en ciernes, gafas de sol “cuanto más grandes más fashion soy”, camiseta de tirantes ellos, pareitos monos ellas, cerveza en mano ellos, bebidas energéticas ellas, y todos con muy buen acento inglés.
Y como son todos iguales, parece como una gran familia! Se reúnen en sus locales, que son réplicas exactas de los que podrían encontrar en Australia, USA o Inglaterra, comen su comida (hamburguesas, pizzas,...), ven sus partidos y... sorpresa!! se emborrachan en sus discotecas hasta que caen redondos!!! Y por desgracia no es una frase hecha, muchos acaban por los suelos...
Alguien describió las calles de Phi Phi como callejuelas malolientes atestadas de turistas entre los que intentan pasar los tailandeses haciendo malabares con sus bicis. No podía estar más en lo cierto.
Lo realmente lamentable de Phi Phi, lo que te encoge el corazón, es que es un auténtico paraíso, irónicamente parte de un Parque Natural “protegido”, donde se encuentran algunas de las mejores playas que hayamos visto, arena blanca finísima, aguas turquesas como pocas, vegetación por todos lados.... y nos lo estamos cargando!!! Playas con monos, la isla Bamboo, que es la que te imaginas cuando piensas en una isla paradisíaca, bahías sólo accesibles en barca que esconden lagunas interiores preciosas rodeadas de acantilados, y Maya Beach, casi la playa perfecta (la de la película La Playa), si no fuese porque tienes que compartirla con otro centenar de turistas...
Todos os acordaréis de las Navidades de 2004, cuando un terremoto originado en aguas de Indonesia creó un tsunami que arrasó gran parte de la costa oeste indonesia y de la costa tailandesa del mar de Andaman, fundamentalmente Phuket y las islas Phi Phi. Cientos de miles de personas murieron, muchos de ellos turistas que ni se dieron cuenta de lo que se les venía encima, y la mayoría de la infraestructura de las zonas simplemente desapareció arrastrado por el mar.
Meses después el 80% estaba reconstruido y a pleno rendimiento para volver a captar turistas. La imagen de esas zonas hoy, creo que poco dista de la que se podía ver previo al tsunami.
Como un ave fénix, este inframundo ha resurgido de las cenizas del infierno para instalar un reinado de excesos y depravación en la Tierra, con el consentimiento del gobierno tailandés y las grandes compañías internacionales.
A veces los hombres nos creemos por encima de todo, y no hacemos caso a nada. La tragedia del 2004 se puede considerar como una señal divina (para aquellos que sean creyentes), como un diluvio universal (del que hablábamos en Bali), o como la destrucción de Sodoma y Gomorra bajo la furia del Dios vengador del Antiguo Testamento. O, más probablemente, como una señal de la propia Naturaleza, un intento desesperado de recuperar para ella un pedazo de paraíso que hace tiempo perdió, y decirnos: oye, hasta aquí habéis llegado!
Batalla perdida, con nosotros no puede nadie...














Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El doctor Efrén os descubre (un poco tarde) y os manda un abrazo, pero me voy a leer todo vuestro blog!
bs!
El Creador ha dicho que…
Mas vale tarde que nunca Efren, aunque es verdad, estamos ya con un pie en Spain.
Asi te entretienes en el centro de salud, que seguro que no das ni chapa y estas engordando las listas de espera...