Highway to hell

Tras unos pequeños contratiempos con las agencias de alquiler del coche que, por suerte,  sólo nos llevaron cinco minutos keniatas (....) nos montamos en un 4x4 automático con el volante a la derecha por las calles de Nairobi en plena hora punta del mediodía. ¿Se puede pedir más?
Después de una hora para recorrer diez kilómetros nos dimos cuenta de que los 250 km que separan Nairobi del parque natural Masai Mara se nos iban a hacer largos, muy largos...Nuestro objetivo era no llegar de noche, ya que nos habían comentado que las carreteras estaban fatal, que había llovido, que había que atravesar algún río,  que conducen como locos, que por la noche se pueden cruzar animales, algunos de ellos en moto, bici o lo que sea, pero por supuesto sin luces... Así que hacíamos lo que podíamos,  pero según pasábamos por pueblos destartalados, intentábamos adelantar a algún camión que a su vez adelantaba a una furgoneta que a su vez adelantaba a una moto, parábamos para echar gasolina y hacer compras para los siguientes días en el parque, nos íbamos dando cuenta de que ese objetivo era una utopía.
Ya en Narok, a tan sólo 75 km del parque, vimos un rayo de esperanza: no podemos tardar tanto en hacer 75 km! Llegamos al anochecer fijo!
No contábamos con que los últimos 50 km son por una "carretera" llena de baches, donde hay más probabilidad de que conozcan el asfalto por el grupo de rock que por esa cosa negra que se echa en los caminos para no morir con el infernal traqueteo y que, cuando se empieza a ir la luz, las sombras hacen que los pequeños desniveles parezcan badenes insalvables. Resultado final: imposible ir a más de 20 km/h sin sufrir una TVNS.
Sí sí,  "llegamos al anochecer fijo" pensaba todo el rato.  Cuando ya no era capaz de distinguir si era Sara la que estaba a mi lado, empecé a conformarme con llegar...


Alabado sea nuestro salvador San Google Maps! El proveerá! En sus manos ponemos nuestro destino! Alabado sea!
Esa era nuestra única esperanza. Google Maps no puede estar equivocado, ya llegamos!
Y sí,  llegamos.... pero a otra puerta de entrada al parque... a las nueve de la noche.... (¿no hay emoticono de Sara y Fer con cara de tontos?)
Una sensación parecida tuve hace años en Tatooine con Isma y Edu, o este invierno en Formigal con Isma y Juanjo. Isma, cabrón, dónde estás!!??!!?!
Y ahora?  El camping en el que nos íbamos a  quedar estaba en la puerta Talek y habíamos llegado a Sekenani. Ni idea de como llegar. A esa hora el parque está cerrado y la idea de darnos la vuelta hasta encontrar un camino nos daba escalofríos!!
Desconcertados, preguntamos a los rangers de la puerta (señores con cara de mala leche, vestidos de militares y con fusiles armados hasta los dientes... bueno, he exagerado un poco...) y nos dicen que tranquilos,  que vamos a llegar al camping. Nos miramos extrañados, sin poder entender cómo,  ya que está prohibido entrar al parque por la noche y dudo que nos pudieran indicar cómo llegar por fuera.
Con toda tranquilidad (por el brillo de sus ojos deduzco que fruto del exceso enólico acumulado en un breve periodo de tiempo) nos dice: "mirad, vais a cruzar esta puerta (señalando la entrada al parque), a cien metros torcéis a la derecha, seguís siete kilómetros,  después otra vez a la derecha y en una hora estáis en Talek".
Señor!, sí, señor!
Con más cara de tontos todavía nos despedimos de esos señores tan amables, sin pensar dos veces en que están armados y borrachos, y nos metemos en el parque... Ojo! Vosotros no lo hagáis!  Está mal! Forbidden!
Ahora la excitación ha vencido al cansancio, y en la inmensidad de la noche,  sin ver prácticamente nada más que tres metros de camino delante de nosotros, dejamos volar la imaginación pensando que a la derecha tenemos un elefante durmiendo,  o a la izquierda unos leones apurando el último costillar de un ñu, o justo delante..... joder!! Una hiena justo delante!!!! Cruza como si nada y desaparece en la oscuridad. Según avanzamos comenzamos a ver pequeñas lucecitas rojas de dos en dos, muy juntas, que parece que se mueven... no hay duda! Son ojos!!
No sabemos qué son, pero según nos acercamos desaparecen, por lo que deducimos que posiblemente estén más asustados que nosotros (no creo...).
Una hora más tarde, después de haber vivido una de las experiencias más emocionantes en mucho tiempo, llegamos por fin a la puerta de Talek, donde nos esperaba una sorpresa más: otro amable señor armado hasta los dientes (que sí,  que no es para tanto! Un fusil y poco más,  pero hay que darle vidilla!) pero aparentemente sobrio, que nos dice que qué coj@#&$ hacemos a esta hora aquí! Le explicamos lo que ha pasado, pero no parece muy convencido e insiste en cascarnos un multazo por andar de noche por el parque... Le lloramos en todos los idiomas que sabemos, que si es muy tarde, que si estamos muy cansados,  que si nos hemos confundido de camino,  que si "me no know nothing..." Vamos, que nos hacemos los monguis... Tanta pena le debimos de dar que, tras un cuarto de hora de discusión,  nos dejó pasar sin multa y con la promesa de no hacerlo nunca más.....
Éxito total!!! 
Ya en el camping, después de que un masai nos tuviera que acompañar porque no lo encontrábamos,   nos dejaron plantar la tienda en un cobertizo resguardado de la lluvia. Éramos los únicos en todo el camping...




Una cenita casera, un rato mirando la luna y oyendo todo tipo de animales que no sabríamos identificar y por fin llega el momento de relajarse, tumbarse en la tienda y pensar que podemos considerarnos afortunados por lo que hemos vivido...
Buenas noches.......

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Que relato más trepidante. Estoy deseando leer como continúa!
Isma ha dicho que…
Busca en tu corazón... allí me encontrarás siempre
Sara recuerda que en estos casos lo que hay que hacer es mirar el mapa y decir muy convencida, 10 minutos. He sido capaz de tenerle hora y media conduciendo entre montañas con esta táctica.