Ciudad de piedra, mar de arena

Atención!! Spoiler!! Aquellos que estéis hartos de vernos broncearnos al sol de playas tropicales y chapotear en aguas cristalinas, mejor que minimicéis la ventana del blog y os pongáis esa maravillosa hoja excel con el balance del mes, la copia de la planilla con los turnos infernales o la cartera de clientes pesados que tenéis que visitar en los próximos días, porque hoy toca.....

Hoy qué toca?
Alguno lo ha adivinado?
Ya en el final de la entrada anterior dejamos una pista. No era fácil, cierto, pero siendo un poco melómano y, manejando el google maps y la wikipedia a nivel pricipiante, alguno tendría que haber acertado...
Corría la década de 1940 cuando una familia  parsi de la India decidió abandonar su tierra natal por asuntos laborales para asentarse en una región de la costa este africana de la que, algunos años después, también tuvieron que salir apresuradamente por problemas políticos e instalarse definitivamente en Inglaterra, no sin antes haber concebido a uno de los mayores genios de la música rock del último siglo, que pasó los primeros años de su vida correteando por las estrechas y angostas callejuelas de Stone Town y seguramente bañandose en las mismas playas desde las que os escribimos estas líneas...
Pero retrocedamos unos días... Intentando olvidar Mombasa, pero con ansia por encontrar un lugar que nos quitara ese pequeño mal sabor de boca que nos había dejado tanto italiano y tanto beach boy, echamos el ojo a una isla muy cerquita de donde estábamos,  pocos kilómetros en línea recta, pasado el límite que separa Kenia de Tanzania y decidimos ir para allá.
Se da la paradoja que, para llegar por tierra, nos iba a llevar unas treinta horas de autobuses y ferry, con pernoctación en Dar es Salaam de por medio, mientras que en avión son veinticinco minutos y por unos pocos euros más de lo que nos iba a salir el total de la yincana terrestre. Así que no lo pensamos,  cogimos nuestros pasaportes y la cartilla de vacunación de la fiebre amarilla y, con mucha pena, abandonamos definitivamente Kenia para adentrarnos en Zanzíbar!!!
Y quién es el ilustre zanzibariano que siempre quiso romper libre aunque estuvo toda su vida bajo presión y se preguntaba, como si fuera un truco de magia, que quién querría vivir para siempre?
Exacto!! Freddie Mercury!! Alguno todavía estaréis con los ojos como platos: "Freddie Mercury nació en Zanzíbar?"
Pues sí. Ale, ya habéis aprendido una cosa nueva, que este blog además de entretener culturiza....
A mí siempre me ha gustado Queen, pero indagar en los orígenes de su cantante y leyenda de la música no fue lo que nos trajo hasta aquí. Es algo mucho más terrenal. Sí, lo habéis adivinado: playas de arena blanca, aguas turquesas, paz y buceo!!! A mojarse!!!
La entrada en Tanzania por Zanzíbar no es muy representativa de lo que es el resto del país porque, como en la gran mayoría de las islas, aquí el ritmo de la vida se ralentiza, la calidad de la vida de la gente es más alta, y no me refiero a nivel económico,  sino a sensación de felicidad y tranquilidad.
Como toma de contacto nos asentamos en Stone Town, que es un intrincado laberíntico de estrechas calles al más puro estilo medina de Marrakesch, con sus pequeños negocios amontonados, sus puestos de especias, frutas, carne (al aire), sus mercados y un intenso vaivén de gente para todos lados que hace que puedas pasarte horas sin hacer otra cosa que observarlos ir de un lado a otro.


Por fin!! Una ciudad de verdad!! Y es que, salvo Lamu, el resto de poblaciones donde hemos estado no tienen ningún encanto, son muy hostiles, ruidosas, contaminadas y un auténtico infierno para los peatones. Son una sucesión de habitáculos arquitectonicamente horribles que hacen las veces de casas-negocios-talleres, desparramadas a lo largo de la carretera principal que las atraviesa y en las que se han debido de olvidar añadir las aceras y el sistema de alcantarillado en los planos de urbanismo...
Así que os podéis imaginar nuestra alegría al poder sentarnos en una terraza a tomar un zumo y observar a la gente hacer su vida.
Al atardecer, cuando el ritmo de los negocios cae y los jóvenes han terminado sus obligaciones, se dirigen al puerto para deleitar a los guiris con sus acrobacias y saltos mortales desde lo alto del muelle al mar, dejando anocheceres de postal.



Pero como somos más de agua que los mejillones, al poco decidimos movernos al este de la isla hasta Page, un pequeño pueblo a orillas de una enorme playa espectacular con unas mareas impresionantes parecidas a las de Combarro (ejem...), salvo que la marea baja no deja al descubierto algas y fango, sino cientos de metros de arena blanquísima donde quedan encalladas las pequeñas barcas de los pescadores y una capa poco profunda de agua totalmente transparente, creando una imagen que podría recordar al salar de Uyuni tal y como lo vimos hace unos años.




Si a esto le añadimos tranquilidad, buenos paseos y mejor comida... sí,  podemos decir que esta parte de Zanzíbar cumple con nuestro estándar de "playa paradisíaca".





Tras unos días vuelta y vuelta en la playa cambiamos de punto cardinal para desplazarnos hacia el sur, a Kizimkazi, otro pequeño pueblo de pescadores con unas playas más pequeñas y no tan espectaculares, pero no habíamos venido hasta aquí para bañarnos en sus aguas.  No, aquí teníamos otro objetivo... Ahora es cuando mi hermana se come a bocados las uñas de las manos y se arranca de raíz todos los pelos de la cabeza. Porque... sí,  hemos venido a nadar con delfines!!!!
En el recuerdo tengo esa experiencia mágica que vivimos hace unos años en el Mar Rojo y, aunque no tan idílica,  sin duda compartir unos minutos a escasos centímetros de unos animales tan especiales en mar abierto, es algo que siempre recordaremos.
Tras el sur nos dirigimos al norte, a Nungwi, lugar de ubicación de los resorts más exclusivos y donde despejamos una de las incógnitas que nos persiguen desde el comienzo de este viaje: Aquí están todos los turistas que no habíamos visto hasta ahora!!! Si estáis buscando un lugar para disfrutar de vuestra luna de miel en compañía de centenares de parejas, muchas de ellas españolas, lo habéis encontrado!! Demasiados honeymooners para nosotros!!! Y las playas, sin dejar de ser espectaculares, no son tan especiales como las de Page. Pero nuestro objetivo aquí era otro: descubrir los fondos marinos del Océano Índico africano!! Así que nos enfundamos el neopreno y compartimos unas cuantas inmersiones con las rayas,  los meros, las gamba-mantis y miles de peces tropicales que nadan sobre mantos de coral bastante bien conservado.



Unos días más tarde, tras una ultima visita a Stone Town y ya con un buen tono de piel, decidimos abandonar el bañador y las chanclas para adentrarnos en la Tanzania continental, dispuestos otra vez a tragar polvo y sacar de la mochila la ropa de abrigo para atravesar el árido norte tanzano en busca de más animales terrestres...

Comentarios

Vico ha dicho que…
Yeeeeaaaaahhhhhh
silmordi ha dicho que…
Me dais mucha envidiaaaaa!,no se si bloquearos..grrr



Vico ha dicho que…
se puede hacer un crowdfunding inverso para que os quedéis sin dinero y dejéis de darnos envidia??? ajajajaa
Baba, pero menos ha dicho que…

Pues bien,tanto esperar y al final hablamos de ... qué?? Playas paradisíacas? Inmersión con delfines??? Vida regalada de terraza y chancletas??
Por favor!... Si os cuento mi actividad en este tiempo os morís de envidia....
Mejor me callo y os dejo tan contentos.....
Pero, vamos, sigo aquí. A ver si enderezáis el rumbo...
patricia ha dicho que…
Yo quiero ir a esas playas!