El simio que llevamos dentro

Amanece en Fort Portal. Una mañana calurosa, húmeda y algo nublada. A las puertas del bosque de Kibale nos recibe el ranger armado hasta los dientes que nos acompañará en esta ocasión en nuestra próxima misión: localizar y seguir durante la mañana a una de las muchas familias de chimpancés que aquí viven.

La primera información que nos da es que se esperan lluvias, así que cogemos los chubasqueros y nos adentramos los primeros metros en el bosque. En un determinado punto nos detenemos para que el ranger nos de toda la información acerca del bosque, los chimpancés, los demás animales que hay en el bosque y, lo más importante, que hacer en caso de que alguno de ésos tenga un comportamiento agresivo... Básicamente se trata de cerrar los ojos, ponerse de rodillas y rezar para que no se le atasque el fusil al buen hombre...
En ésas está el ranger cuando,  de repente, su charla es interrumpida por un alarido agudo a lo lejos, en lo alto, entre las ramas de los árboles. Se queda mudo, agudiza el oído... "es una señal para localizar al resto del grupo". Esta gente ha pasado tantos años observándolos y estudiándolos que son capaces de identificar e interpretar muchos de los sonidos que hacen los chimpancés. Así que nos ponemos en marcha porque andan cerca!
A los pocos minutos de camino y, después de salvar a una ranilla de morir engullida por una pequeña serpiente, vemos al borde del camino una silueta negra recostada en el suelo... un chimpancé macho descansa tranquilamente tumbado como una maja desnuda, sin inmutarse por nuestra presencia, rascándose la pierna, mirándose las manos, bostezando, escrutando con la mirada las ramas en busca de algún miembro del grupo que le traiga algo de comida.




 Se dice que compartimos con los chimpancés el 98% de nuestro genoma y, viéndolos,  diría que somos mucho más parecidos de lo que la gente cree.





Después de unos minutos observando al que parece que es el jefe del grupo, aparece otro macho y ambos emprenden camino a través del bosque pasando tan cerca que casi llegan a rozarnos. Y nosotros detrás! Nuestro ranger se abre camino entre la espesura a machetazos,  pero es difícil seguirles el ritmo.
Mientras, nos va contando acerca de los hábitos de alimentación de los chimpancés,  de cómo al principio se pensaba que eran vegetarianos estrictos pero que luego se comprobó que, ocasionalmente,  se pueden alimentar de otras especies de monos pequeños, llegando a representar el 20% de su alimentación. Macabro...
Los dos machos siguen su marcha, se comunican entre ellos, no dejan de mirar a los árboles,  donde unos pequeños monos de cola blanca van saltando de rama en rama. El ranger ya se ha dado cuenta: los chimpancés quieren carne hoy en el menú... "No tienen nada que hacer, son sólo dos, las probabilidades de que cacen son mínimas..." Pues vaya chasco...
Además,  nos dice que los chimpancés,  al contrario de lo que sale en las películas,  no pueden saltar de árbol en árbol. Si se suben a uno, para pasar a otro primero tienen que bajar y luego subirse por el tronco del siguiente. Y los monetes de cola blanca sí que pueden,  así que tarea complicada...
Pero ya habíamos dicho que se parecen mucho a nosotros, así que son capaces de suplir sus carencias físicas con inteligencia... Y no se iban a dar por vencidos. De repente, uno de los machos se sube a un árbol,  lo perdemos de vista,  pero podemos ver como se agitan las hojas de las ramas y oímos gritos... unos pequeños monos de cola blanca saltan de un árbol a otro... se han escapado por poco. Desde abajo el otro macho sigue mirando fijamente las ramas, mientras que el que estaba arriba baja al suelo de un salto haciendo un ruido estruendoso. Siguen con la persecución,  pero esta vez se han coordinado mejor. Uno de ellos sube a perseguir a los monos, los acosa, mientras el otro se sube a otro árbol para prepararles una emboscada...
Funcionará?  "No tienen ninguna posibilidad", repite el ranger. Tras unos minutos de gritos,  movimientos de ramas, saltos, gritos y más gritos,  por fin vemos a uno de los chimpancés acomodarse alterado en unas ramas, con algo entre sus dientes... "No tienen ninguna posibilidad"... como ranger no sé, pero como adivino no tiene precio...
No me puedo creer que vayamos a tener esa suerte!!!


Hoy va a ser uno de esos días en los que complementen el 80% de hierba con algo de chicha...
Todavía con el animal entre sus dientes, con la mano lo agarra de las patas y lo desgarra hasta casi partirlo en dos, una escena indescriptible que se nos quedará grabada a fuego en la memoria para siempre...
Pero la cosa no queda ahí. Los otros miembros del grupo, que ya se han enterado de que la caza ha sido exitosa, se acercan desesperados por conseguir un trozo de carne del pobre monete, pero el cazador no está dispuesto a compartir, ni siquiera cuando una hembra se le acerca para un intercambio de carne: un trozo de mono a cambio de un poco de sexo... Se mantiene firme y, ante la insistencia de la hembra, la rechaza a base de un puñetazo y un chillido escalofriante, descendiendo a toda prisa por el tronco del árbol, seguido de otros chimpancés y de la hembra desesperada que, en su huída, ha dejado atrás a la cría que portaba a sus espaldas....
Entre gritos y ruidos de ramas rotas desaparecen en la espesura del bosque, y los chillidos cada vez se van oyendo más distantes,  como los truenos de una tormenta que se aleja.


Nos miramos los cuatro para comprobar quién es el que tiene la boca más abierta de asombro y el que tiene los ojos más rojos de frotárselos, porque cuesta creer que hayamos podido ser testigos de algo así. Ya sé que lo he dicho muchas veces, pero es que de verdad que nos sentimos unos privilegiados por haber podido vivir una experiencia tan brutal como ésta y, sobre  todo, poder tener testigos para que corroboren que no nos inventamos estas historias,  como algún miembro de mi familia sugiere a menudo!!!! A parte de que hay documento gráfico,  of course!!
Después de la escena tan gore que hemos presenciado, nos vamos recomponiendo poco a poco, mientras nuestro ranger-pitoniso nos confirma lo afortunados que hemos sido, que él apenas lo ha podido ver en tres o cuatro ocasiones....
Una vez más, nos quedamos con la sensación de ser unos extraños en medio de este mundo salvaje, al que nos asomamos con nuestros ojos de turistas para comprobar que no duraríamos ni un minuto en este entorno tan hostil para los humanos....
Y, por supuesto, de la lluvia ni rastro....

Comentarios

Baba, pero menos ha dicho que…
Una pasada total!!
Nuestra aventura con ellos no fue tan emocionante, pero tengo grabada a fuego la parálisis que provocaban aquellos alaridos... Y el escozor en mi cabeza tras un certero lanzamiento de no sé qué fruto desde la copa de un árbol.... Por fortuna ese día estaban en el 80% vegetal y no me lanzaron un monete abierto en canal.... Jeje... Se agradece.
Seguíd contàndonos, seguid contàndonos..... Cada Historia es un disfrute enorme y mucha añoranza.
Yo soy fiel creyente de cada palabra vuestra, lo reconozco. Y adicta tb, o confieso.
Os sigo esperando.
Estés donde estéis.... FELIZ AÑO NUEVO!!!
Rocio ha dicho que…
Emoción es la palabra que mejor define lo que se siente. ¡Es Naturaleza en estado puro!
Feliz Año 2018! Os echo de menos...
silmordi ha dicho que…
Qué maravilla chicos!!!!seguid disfrutando mucho y feliz año nuevo.Bss
Unknown ha dicho que…
Me tenéis enganchadita... Alucino con lo que estáis viviendo..No tardéis tanto en escribir. Se nos hace muy larga la espera....Feliz Año!!!! Y muchos besitos
Galaitor ha dicho que…
Genial chicos!! Una pasada toda vuestra experiencia!! Feliz Año Nuevo campeones!! Un fuerte abrazo!! Cuidaros mucho!! ;-)
Dr. Di Sousa ha dicho que…
https://www.youtube.com/watch?v=4CiY-3tSVXE
:)
UNA HIJA DE DIOS PADRE ha dicho que…
Aprendiendo con vosotros. Ignoraba que que los chimpancés asesinaran a los monos para comer. Impresionante.