Lo siento mucho, me he equivocado. No volverá a ocurrir

La marcha de Rocío y Dack nos deja un poco huérfanos. Cómo los vamos a echar de menos!! Pero hay que seguir, así que aprovechamos los últimos días en Entebbe para reorganizar el viaje. Nuestra idea inicial era atravesar Tanzania de norte a sur para entrar por Zambia al sur de África pero, como habíamos decidido no visitar más parques ni ver más cosas en Tanzania, eso suponía invertir una semana en trayectos en autobuses interminables aumentando peligrosamente el riesgo de sufrir una ETV...

 Y es que es un país muy bonito pero, si hay un parque o una cascada o una roca o algo con un mínimo de interés turístico, ahí habrá alguien dispuesto a cobrar una suculenta entrada que puede desbaratar el presupuesto del viajero más  avezado. 
Así que la opción que tomamos fué darle una vuelta al plan: volar directamente a Sudáfrica y desde ahí recorrer la zona sur de este enorme continente.
Y así aterrizamos en Johannesburgo...
Si eres alguno de nuestros padres, tíos o primos cincuentones, leed sólo el punto 1.
Para cualquier otro lector, pasad al punto 2.
1.- Johannesburgo es una ciudad muy bonita, muy tranquila, en la que no hay casi criminalidad y donde conviven en paz y armonía blancos y negros sin que haya ninguna evidencia de los años del Apartheid. Se puede pasear tranquilamente por sus calles a cualquier hora del día y la noche respirando un ambiente de gran seguridad.
2.- Johannesburgo es el infierno en la tierra. No encontramos a una sola persona que nos recomendara ni aconsejara visitarla. La violencia está al orden del día, los robos a mano armada no son infrecuentes y la tensión entre negros y blancos se palpa a cada paso que das. Soweto es uno de los ejemplos más infames del Apartheid, donde los blancos "reubicaron" a los negros para que no se mezclaran con ellos, y eso todavía se mantiene en muchos aspectos, a pesar de que la cosa ha debido de mejorar mucho desde los años de Mandela y el mundial de fútbol. 
Pero estad tranquilos, que aquí seguimos. Y es que decidimos no correr el riesgo y desde el aeropuerto nos alojamos en un hostel cercano desde el que salir pitando al día siguiente. 
Para esta nueva aventura contaríamos con un nuevo compañero de fatigas, que nos acompañará por las duras carreteras de estos países... Nuestro flamante Kia Picanto!!! El coche más barato que encontramos y, por consiguiente, el más pequeño!!! Ahora ya no hay quien nos pare!!


A la mañana siguente salimos hacia el norte previa parada de avituallamiento en un centro comercial de Pretoria. Ya empezamos a darnos cuenta de la gran diferencia que hay con el resto de países de África que hemos visitado. Buenas carreteras, buenas infraestructuras, supermercados con comida variada y muchas casas buenas habitadas por blancos mientras la mayoría de negros (la aplastante mayoría del país) vive en barrios pobres hacinados. 


Una vez salimos de las grandes ciudades hacemos nuestra primera parada en Pilanesberg, un pequeño parque nacional que se puede recorrer en un coche normal, a diferencia del Masai Mara o el Ngorongoro. Leones, rinocerontes, jirafas y un encuentro muy cercano con un elefante que pondría los pelos de punta de Dan, nuestro conductor ugandés.
Aquí desempolvamos la tienda de campaña, y no la volveríamos a guardar en muuuucho tiempo. 




Siguiendo rumbo norte llegamos al paso fronterizo de Martin's Drift y nos adentramos en Botswana (el resto de Sudáfrica quedará para más adelante) donde el terreno se vuelve totalmente plano, las carreteras interminablemente rectas, desaparece la gente y los animales salvajes pueblan los márgenes del camino. Botswana a penas tiene dos millones de habitantes para una superficie del tamaño de Francia!!
Y así, por una de estas carreteras,  sorteando burros, vacas, ovejas,  cabras, caballos y alguna que otra cebra y, a escasos 50 kilómetros de Maun, el asfalto liso y homogéneo da paso a una sucesión de socabones a cada cual más grande que hacen que no podamos ir a más de diez por hora. Y comienza a atardecer.
Con este imprevisto no contábamos,  ya que nos habíamos jurado y perjurado que no íbamos a conducir de noche en este país por el altísimo riesgo de accidentes. "Por lo menos no llueve" digo...
Seré bocazas!!! Minutos después comienza una tormenta terrorífica que apenas nos deja ver las siluetas de los burros cruzando la carretera y, al esquivarlos, alguna de las ruedas (y medio coche) está a punto de colarse en esos enormes agujeros, y se hace de noche!!!
Qué más se puede pedir? Pues que al llegar al pueblo parezca que han decidido ahorrar en alumbrado, con lo que no somos capaces de distinguir ni las calles.
Algo más? Sí,  que me equivoque al ver el mapa y nos pasemos una hora buscando el camping que habíamos elegido en dirección opuesta...
Venga, más? Pues sí. Que la aplicación de mapas del móvil no atine con ningún alojamiento y acabemos siempre en un camino sin salida, o a las puertas de una central eléctrica o en una casa particular.
Ya, y el depósito de gasolina? En reserva, of course.
Sí,  claro, y ahora dirás que se te quedó el coche medio volcado en una zanja.... Pues eso...
Aún así,  desesperados y a horas intempestivas, localizamos un hostal más siniestro que el de Norman Bates en el que cobijarnos y desentumecer los músculos agarrotados del estrés sufrido en las últimas horas...
Bienvenidos a Maun!!
Ya por la mañana y, tras comprobar que nadie se había metido en nuestra ducha cuchillo en mano, buscamos el hotel al que queríamos haber ido,  un resort bastante mono y caro con una zona de acampada enorme muy barata y allí plantamos la tienda.



La siguiente semana la dedicamos a recorrer el Delta del Okavango por agua y aire, y así cogimos un mokoro, embarcación hecha con el tronco de un árbol y nos adentramos por sus canales.



También lo vimos a vista de pájaro desde una avioneta, avistando elefantes, jirafas, antílopes, rinicerontes, cocodrilos, etc...
En esos días conocimos a Ángel y Miriam, una pareja de catalanes que estaban haciendo un viaje parecido al nuestro, que tuvieron que interrumpir de manera brusca. Aunque sabemos que ya tienen planes de retomarlo, pero desde otro continente. Les deseamos lo mejor!! Es curioso como se puede congeniar tanto con alguien en tan poco tiempo.




Después nuestra idea era recorrer los parques de Botswana pero, lamentablemente, nuestro coche no podía entrar en ninguno porque no hay carreteras,  sólo pistas de arena exclusivas para 4x4.
Pero estábamos de suerte, y nos cruzamos con dos gallegos y su todoterreno dispuestos a compartir viaje!!


De forma apresurada, con escasa comida y gasolina y nula preparación nos lanzamos a la aventura. Nuestra primera parada sería Moremi y ya allí nos dimos cuenta de lo salvajes que son los campings de los parques de Botwsana. Sin vallas y muy vacíos, los animales campan a sus anchas, el sonido de las hienas y los elefantes te sobresaltan mientras preparas la comida al fuego y cuando oscurece no hay ni una luz. La primera noche un ruido intenso nos despierta,  oímos unos pasos y un olisqueo cercano. Sólo uno de los gallegos, con un foco tremendo, se atreve a asomarse... un tejón de la miel se ha introducido en el contenedor de basura y ha robado las sobras de la cena!! Bueno, que sólo sea eso...
Por el día Moremi nos sorprende con una escena inolvidable en la que unos veinte leones devoran a un pobre hipopótamo para luego tumbarse a la bartola a la sombrita de un árbol. Increíble!!


Otra noche, mientras preparamos la cena y, gracias a la potencia del foco del gallego,  divisamos entre los arbustos a un par de hipopótamos que han salido del agua para comer.... están demasiado cerca... y vamos a dormir en las tiendas con esos enormes animales a escasos metros?  Ahora es cuando comprendemos por qué casi todo el mundo viaja con esos 4x4 totalmente preparados y con la tienda en el techo...
Apenas hay otros dos coches a muchos metros de distancia, y somos los únicos que dormimos a ras del suelo!!!
Pero no pasa nada!! Para eso somos dos hombres y una mujer del norte y yo, que soy de Hortaleza!
Así que, juntando todo nuestro valor, cogemos las tiendas de campaña y las plantamos dentro de los baños del camping, donde pasaremos la noche calentitos y muy seguros... Lamentable...
La escasez de alimento y gasolina nos obliga a sobrevivir a base de latas de atún y sopas y a mendigar unos litrillos de combustible a otros viajeros generosos que se asombran de nuestra valentía al meternos tan mal preparados en esos parques.
El viaje avanza, de Moremi a Savuti, de Savuti a Chobe. Los días los pasamos entre animales, sobre todo elefantes, que cruzan los caminos de uno en uno o de veinte en veinte, dentro y fuera de los parques, alrededor de los pocos charcos con agua o a la sombra de los árboles a los lados del camino.
Las noches las pasamos en campings desiertos, con un ojo abierto, oyendo pasos cercanos y respiraciones de animales justo fuera de las tiendas, pero sin atrevernos a echar un ojo, rezando para que sólo sean hienas o leones, y no un elefante despistado que nos aplaste sin querer...



De Chobe a Kasane y de Kasane a Nxai, con enormes salares y gigantescos baobabs.





Y de Nxai de vuelta a Maun, donde nos despediríamos de nuestros compañeros durante la última semana y nos reencontraríamos con nuestro querido Picanto, al que habíamos dejado esperándonos en el camping.
Y de Maun, bordeando el margen izquierdo del Okavango rumbo norte, dejamos atrás Botswana, el país de los elefantes que, aunque a nuestro rey emérito le gusten más muertos,  a nosotros no se nos pasa por la cabeza como alguien puede disparar contra un animal tan noble.
Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir.... En fin...

Comentarios

MAB ha dicho que…
👏👏👏👏👏👏👏👏