Entre copas, backpackers y martillos

Para los siguientes días decidimos cambiar el ajetreo urbanita de Ciudad del Cabo por la zona vinícola más famosa de Sudáfrica y sumergirnos en un frenesí de catas sin fin, que ya sabéis que me gusta el vino más que a Rajoy y Aznar juntos...
Y así elegimos asentar nuestra base de operaciones en Franschhoek, un pueblecito muy mono en medio de un valle verde plagado de bodegas y rodeado por montañas, destino de escapada de fin de semana para los habitantes de Cape Town, con un ambiente muy chick y relajado.





Desde nuestro pequeño camping nos movíamos de bodega en bodega donde, por un precio irrisorio,  te dan una cata de varios vinos con explicación de cada uno, siempre en un entorno precioso muy cuidado, que hacía que nos sintiéramos como Ángela Chaning o Chase Gioberti (qué nombres míticos!).
Lo que no entiendo es como no hay más accidentes de tráfico porque nosotros, compartiendo una cata para dos, ya estábamos tan agustito... En eso pensaron en el pueblo cuando, con buen criterio,  pusieron un trenecito que va parando en muchas de las bodegas y tú te subes y bajas cuando quieras, o cuando puedas.




Y en esas estábamos cuando decidimos pasar aquí una fecha muy importante y que a muchos os va a dejar muertos...
Sí,  en Franschhoek pasamos... la Nochebuena!!!! Ahora ya no hay forma de ocultarlo.... Cierto, vamos muy retrasados con el blog porque somos muy vagos. Lo sabemos,  pero prometo aplicarme y recuperar terreno antes de que os deis cuenta...
A parte de la Nochebuena de R1 y la que pasamos hace nueve años en Sucre,  el resto siempre las he pasado con mi familia, al igual que Sara con la suya, así que no pudimos evitar sentir algo de nostalgia,  que se esfumó rápidamente al darnos cuenta de que no tendríamos que aguantar el discurso del rey ni pringarnos las manos con ese marisco que tan poco nos gusta. Y es que las fajitas que nos hicimos nos supieron a gloria!!! No es que hubiera mucha fiesta, porque aquí el resto de gente (varias familias locales) cenaron bien pronto y se retiraron a sus aposentos antes de que nosotros empezáramos. Una cena de Nochebuena curiosa pero muy especial por pasarla juntos por segunda vez en nuestras vidas.


Al día siguente dejamos atrás el valle para llegar hasta Pringle's Bay, donde nos esperaba Katherine, nuestra anfitriona los primeros días en Ciudad del Cabo, y su familia, que nos había invitado a pasar con ellos la Navidad. Un gesto que agradecimos mucho, y un día de Navidad que guardaremos con mucho cariño para siempre. En su casita en lo alto de una pequeña colina con vistas a la bahía,  su madre nos contó cómo entre todos levantaron la vivienda con sus propias manos, piedra a piedra, y nos enseñó varios álbumes donde guardaba fotos y notas desde hace más de treinta años donde apuntaba sus reflexiones y plasmaba la evolución de la casa y de su familia. Una mujer realmente interesante y admirable. Entre todos nos contaros cosas fascinantes tanto personales como de la historia de Sudáfrica,  haciendo que nos diéramos cuenta de que no todo es blanco o negro (valga el juego de palabras...) sino que es todo mucho más complicado, y que es muy fácil juzgar a la ligera desde el desconocimiento, pero que la realidad tiene mil aristas y nosotros no somos capaces de verlas todas desde fuera, porque perdemos la perspectiva. No penséis que justifico nada pero, después de este tiempo en Namibia y Sudáfrica,  tampoco me siento con la capacidad moral para condenar a nadie por las acciones de gente ajena a ellos.
Disfrutamos de la playa con su mar helado, de paseos, tranquilidad, algún juego de mesa e incluso una barbacoa. Lo dicho, un gran día de Navidad con una gran familia!!




Al día siguiente, después de una breve parada cerca de Betty's Bay para ver una colonia de pingüinos despeluchados, comenzamos el recorrido por la costa sur, la que se conoce como Garden Route y se continúa con la Wild Coast, probablemente los dos destinos más turísticos de Sudáfrica. Y en la semana de Navidad. Combinación letal!!



La traducción de esto es que todos los destinos principales estaban "fully booked", es decir, hasta la bandera. Todas las ciudades saturadas,  las carreteras principales atascadas a todas horas, los campings sin un triste hueco para plantar nuestra minitienda, los precios por las nubes, hordas de backpackers por todos lados... Y encima tampoco es que sea una ruta muy espectacular...
Eso nos llevó a pasar de puntillas por esta zona a la que no llegamos a encontrarle el punto. Si bien es cierto que hay algún parque natural chulo, en todos hay que pagar y, si eres guiri, más todavía.




Así que, sin pena ni gloria, pasamos por  Mossel Bay, Wilderness, Knysna y Plentenberg Bay, donde lo más destacable era el Fish n' Chips que solíamos comer y un resort con un nombre que parecía puesto en nuestro honor.



Paramos unos días en Storm River Mouth, donde pasamos Nochevieja sin uvas y aprovechamos para hacer una de esas locuras que hacemos de vez en cuando. 


Está vez tocó lanzarse desde un puente enorme para hacer el que dicen que es el salto de Bungy más alto del mundo, algo más de 200 metros, ahí es nada! 
No tengo ningún problema en tirarme en paracaídas o hacer parapente, pero eso de saltar voluntariamente al vacío sujetado sólo por una goma a los pies no es que me atraiga mucho. Ya sólo el paseo por una pasarela con suelo de rejilla puso a prueba mi vértigo.
Vamos que, como dice Sabina: "que no disfruté. Que no vuelvo más!". Ahora entiendo la descripción médica de "sensación de muerte inminente". No he estado tan cerca de morir desde el último fecaloma que desimpacté...









La ruta continuaba con las mismas sensaciones. Sitios llenos de gente, alojamientos completamente ocupados, paisajes aceptables y buenas playas pero poco disfrutables. 
Así llegamos a Coffee Bay, con su ambiente veinteañero, surfero y marihuanero. Ya os imagináis que aquí encajamos como anillo al dedo...
 Por lo menos las playas por aquí sí son espectaculares,  pero el ambiente de backpackers acabó de rematarnos.
Y es que el mundillo de esta gente merece una entrada a parte.








A partir de esta zona y, extendiéndose hacia el este hasta más allá de Durban, comienza la Sudáfrica más negra, desaparecen las locations y se multiplica la vida en la calle, y con ella el jaleo y un leve caos que hace esta región muy atractiva.





A última hora decidimos tomar un pequeño desvío en nuestro plan inicial y seguir por la costa hasta Shelly Beach para bucear en Protea Banks, famoso por sus tiburones. Así que nos enfundamos el neopreno e hicimos unas cuantas inmersiones muy curiosas, sobre todo por la forma de entrar y salir del agua, al estilo desembarco de Normandía. Debido a las grandes olas que hay en esta costa, hay que empujar la zodiac mar adentro peleando con el mar hasta que el agua te llega al cuello, momento en el que se sube al bote y nos adentrarnos en el azul. Y la salida es mejor todavía! Bien agarrados a donde se pueda, la lancha enfila la orilla a todo meter hasta que queda encallada con un brusco tirón que hace que alguno se pegue un pequeño revolcón si no está atento...
Dentro del agua la cosa no defrauda: tiburones toro, puntas negras oceánicos,  algún gris y, sobre todo... martillos!!! Este es el gran objetivo de estas inmersiones!!!! Y, si bien vimos hasta veinte o treinta juntos, nuestras expectativas eran mucho mayores... Con el paso de los días, mirando con perspectiva, podemos decir que fueron buenos buceos.



Casualidades de la vida, compartimos burbujas con Andrea, antigua guía de buceo en Maldivas con la que coincidimos hace unos años. Gracias por el video!!
Con buen sabor de boca nos despedimos para siempre de la costa sudafricana y nos metimos hacia el interior, pasando del nivel del mar a más de dosmil metros de altura en unas pocas horas...

Comentarios

febacoll ha dicho que…
Estamos alucinados, y además no sabéis la "envidia" que nos ha dado el salto desde ese puentecillo, eso lo hace cualquiera, sobretodo nosotros dos que estamos deseando lanzarnos. De lo demás ¿que vamos a decir? que todo nos parece maravilloso y que tenemos dos hijos como la copa de un pino. Os recordamos muchíííííísimo.