Fino, fino...

Tanto ir al este ya sabía yo que nos íbamos a pasar de frenada....

Aprovechando la carrerilla que habíamos cogido pegamos un buen salto con parada técnica en Calcuta y, sin mirar atrás,  abandonamos India para recaer en un país que esperábamos sirviera para ir recuperándonos de nuestro pequeño problema, no sin antes montar en un avión para esparcir por todo el espacio aéreo ese ente alienígena que llevábamos dentro, como el virus que acabó con casi toda la humanidad en 12 Monos (lo que portamos en nuestro interior puede acabar con escorpiones y otros seres que sobrevivan a un holocausto nuclear... incluido Bruce Willis...)
Así que necesitábamos el típico paraíso tropical, con buen clima, mucha playa, comida más normal y algo con lo que entretenernos,  por ejemplo, buceo...
Pues eso, que así llegamos a Filipinas!!
Pasamos un par de días en Manila en un hotel realmente cómodo hasta que las fuerzas nos permitieron empezar nuestra pequeña ruta por este enorme país.
Un viaje por Filipinas requiere algo de planificación porque, con más de 7000 islas e incontables puntos de buceo y playas de postal, puedes sentirte algo abrumado y no saber para donde tirar. Lo que teníamos claro es que no nos queríamos pegar una paliza de buses, ferries y aviones, así que escogimos unos pocos lugares y fuimos con calma, disfrutando y relajándonos.
La primera semana la pasamos en Malapascua, un pequeñita isla en el archipiélago de las Visayas, al sur de Manila y al norte de la isla de Cebú, sin coches, famosa por ser el único sitio del mundo donde prácticamente todos los días del año se puede ver al tiburón zorro, uno de los tiburones más peculiares que existen, con una enorme aleta caudal que parece un látigo. Ya tuvimos la suerte de verlo en el sur de Maldivas hace un par de años, pero esta experiencia la superó,  tanto por el número de escualos como por el tipo de inmersión,  agarrados al fondo como en una cornisa mientras los tiburones pasaban delante nuestro,  muy parecido a las inmersiones en los canales maldivos o polinesios.



Otros buceos también hicimos,  como una nocturna estupenda viendo pequeños bichos como peces rana, polillas de mar, cientos de nudibranquios, minipulpos, sepias... Una pasada!!
Y uno de los bichos que más ganas tenía de ver desde hace años: el caballito de mar pigmeo!! Pensándolo ahora, hubiera sido mejor haberlo visto hace años porque, como su nombre indica, es realmente pequeño,  y la presbicia no perdona, así que intentar verlo bien es como intentar leer la letra pequeña de los ingredientes del tubo de la pasta de dientes: te lo tienes que alejar tanto que, para cuando lo tienes enfocado, está tan lejos que realmente se ve pigmeo!!! Ay!! La edad...
Y para seguir relajándonos pasábamos horas en la playa del norte de la isla, una piscina de arena blanca, palmeras y aguas turquesas transparentes... esto es lo que buscábamos!!! Y sin vacaaaas!!!!






Las comidas las hacíamos en lo que llaman " el mercado", una explanada un poco en el interior con alguna tiendecita y algunos pequeños restaurantes caseros donde nos alimentábamos de arroz con pollo y "disfrutábamos" del entretenimiento número unos de los filipinos: el karaoke!! A todas horas, en cualquier sitio, cantes bien o como un gallo al que están desollando vivo, sin vergüenza,  non stop...



Aquí nos empezamos a dar cuenta del carácter de los filipinos. Mezcla de la amabilidad y sinceridad de la mayoría de gente del sudeste asiático,  el ritmo relajado de los isleños y las ganas de disfrutar de la vida siempre con una sonrisa de los españoles. Y es que se nota nuestra influencia; sin duda son los más latinos de Asia, algo parecido a lo que pasa con Mozambique en África.  Algo bueno teníamos que tener los peninsulares!
Con mucha pena,  de aquí cambiamos de isla y, después de un barquito, un bus, un taxi, un ferry y un tuk tuk (que nos llevó más de un día) llegamos a Alona Beach, en la isla de Bohol. Aquí teníamos varios objetivos claros: bucear en Balicasag, ver las Chocolate Hills y a los tarsiers.
Lo primero que queda claro cuando llegas a Alona Beach (y que ya lo habíamos intuído en Malapascua) es que los chinos y los surcoreanos han invadido el resto de Asia.
Así como los indios se han lanzado al turismo interior, los chinos, con más pasta, han empezado la conquista de otros países del continente, y Filipinas es un claro ejemplo. Alona está lleno de chinos y coreanos por todas partes!! En los restaurantes,  en los centros de buceo, en las calles... Carteles en chino anuncian todo tipo de actividades, los menús están en chino, los filipinos hablan chino.... una locura!!
Así que nos quedamos en un hotel tranquilito para pasar los siguientes días. Buceamos en Balicasag, el sitio más famoso de Bohol, lleno de corales en buen estado y con abundancia de peces de arrecife. Sin ser algo alucinante,  no estuvo mal.




Visitamos las Chocolate Hills, que son cientos de pequeñas montañas en medio de un paisaje selvático que en época seca pierden la vegetación de la parte superior quedando de un color marronáceo. Curiosas.


Hicimos un  poco el cabra en una cascada solitaria y visitamos el santuario de los tarsiers, los primates más pequeños del mundo, que son una mezcla entre Gollum y Yoda, y que caben en la palma de una mano. Unos animalitos que nos sorprendieron mucho, de esos que crees que sólo se ven en los documentales.



Y aquí acaba nuestro viaje por las Visayas, preparando ya el salto a otra isla,  a ver que nos depara el oeste de este país...

Comentarios

MAB ha dicho que…
Vaya tipín q se te está quedando Fer. La próxima me llevas...
Tia Lucy ha dicho que…
Los tarsiers me recuerdan a mi nieto Victor por su dulzura, jaja

febacoll ha dicho que…
Llega un momento en que ya no sabemos que comentar, son tantas las cosas que estáis conociendo que nos quedamos alucinados. No sabemos que lugares son mas bonitos, sobretodo esas maravillosas playas con un color que casi, casi nos recuerda a Santiago ¿es broma?. Esperamos que el bicho que comentáis se haya quedado en el espacio y que caiga donde mas le guste.