Entre la fuerza de la Naturaleza y la mano del hombre

Lo confieso. Me he venido arriba. Después de estas últimas semanas en las que todo había ido rodado, mi confianza estaba por las nubes y decidí intentar el más difícil todavía...

No ya es sólo el conseguir plaza en el barco de Komodo unas horas antes de que zarpara, ni gestionar una semana en la remota Kepa con buceo incluido el día anterior, sino toda la logística de transporte y vuelos que ello supone, además de tener que contar con el plazo de tiempo en el que no se puede volar tras haber buceado.
Y, milagrosamente, todo salió bien. Incluso conseguí evitar la erupción del volcán Agung en Bali y la serie de terremotos que está asolando Lombok, que ha devastado algunas zonas de la isla, sobre todo las más deprimidas, como siempre. Aún así tendremos hasta en la sopa historias de los pobres turistas que han tenido que suspender sus vacaciones evacuados a toda prisa mientras los indonesios tienen que lidiar con haber perdido todo. Y esque, si algo nos enseñó la película "Lo imposible" es que tu vida puede tener un final feliz si tienes una buena compañía de seguros...
En fin,  que tocaba abandonar Indonesia porque se me agotaba el visado y, como todavía no tenía ganas de volver al hogar,  eché un vistazo al mapa para ver qué vía de escape me convencía más. Pensándolo ahora, lo mejor hubiera sido ir a Timor Oriental y renovar la visa para continuar por el este de Indonesia que tanto me estaba gustando pero, como no lo pensé antes, me encontré en Bali con dos alternativas: ir a Singapur, que no deja de ser un pequeño país muy limpio, caro y civilizado con muchas prohibiciones y que además ya lo disfrutamos mucho hace unos años, o saltar a Malasia.
Pero no a cualquier sitio de Malasia! Siguiendo la ruta submarina opté por intentarlo en uno de los sitios más famosos del mundo del buceo, la isla de Sipadan,  en Borneo.
Desde el avión los montes verdes se extendían hasta el horizonte, pero un verde especial, extraño, muy ordenado. Según descendíamos pude ver con claridad como miles de hileras de palmeras se alineaban formando inmensas extensiones de cultivo para extraer aceite de palma, intercaladas con gigantescas calvas en la tierra producidas tras arrasar los campos de donde se saca ese aceite que tanto consumimos en occidente, y que está provocando la deforestación de la zona, haciendo desaparecer el hábitat de muchos animales, entre ellos el orangután.
La imagen a pie de campo es desoladora...
Sipadan es una isla oceánica de Malasia y en 2004 el gobierno, con un par, decidió prohibir las pernoctaciones y poner un cupo diario de buceadores, cerrando los pocos alojamientos que había en la isla, para así preservar la vida marina y el coral. Buena idea, no? Volveremos a esto más adelante...
La conclusión es que me encuentro en plena temporada alta con las hordas de chinos copándolo todo en un sitio en el que hay que solicitar uno de los escasos y preciados permisos personales e intransferibles para poder bucear allí.
Pero como os decía,  me veo fuerte, confianza plena, qué es lo peor que puede pasar? Que no lo consiga y que tenga que bucear en alguna de las islas cercanas? Ok. Pues allá vamos a ver qué se cuece!!
Cocerse no sé qué se cuece, pero que todos los desperdicios del cocido los tiran al mar y a las calles es evidente...
Semporna es la ciudad puerta de entrada a las salidas diarias a la isla de Sipadan, y la única opción relativamente barata si no te puedes quedar a dormir en una de las islas cercanas a Sipadan.
En pocas palabras: es un asco. Ya paso de eufemismos. Es un antro sucio y maloliente,  en sus aguas marrones flotan todo tipo de desechos, plásticos,  muebles, lo que sea.  El puerto parece Valdemingómez y tienen un serio problema de tuberías por todo el pueblo.
Y además está lleno de chinos maleducados que arrasan con todo el pescado y marisco que pueden, dejando platos casi sin tocar y el suelo de los restaurantes aún más sucio de lo que estaba. Posiblemente incluso comerán especies que estarían protegidas en otros sitios, como se puede comprobar dando un paseo por el mercado del puerto...





Como Sven de Bunaken nos dijo en su día: están cortando el árbol para comerse los plátanos...
Planazo, no?
Y es que ese es el problema de Sipadan, la cantidad de mierda que la rodea, desde Semporna hasta las islas cercanas de Mabul y Kapalai, donde se han trasladado los alojamientos y se han multiplicado por diez en los últimos años. Tarde o temprano toda esa porquería llegará a Sipadan,  y haber cerrado los hoteles no habrá sido nada más que un parche o una capa de maquillaje.
Pero ya estaba aquí,  así que habría que intentarlo. La visita a los primeros centros de buceo no hizo otra cosa que confirmar que iba a estar complicado. Cuando preguntaba para ir a Sipadan en los siguientes días, notaba como se partían de la risa interiormente o incluso exteriormente. Muchos centros tienen todos sus permisos reservados desde hace meses y hasta mediados-finales de septiembre no tenían nada disponible!!
Pero no me iba a dar por vencido tan fácilmente. Después de preguntar  en otros cuatro o cinco, di con uno que me garantizaba un día en Sipadan si reservaba un paquete de alojamiento y otros días de buceo en las islas cercanas. Pues vale! Ni tan malo...
Pero lo mejor estaba por llegar! El primer día me planto prontito en el centro y entablo conversación con la amable señora con la que reservé el paquete:
- Buenos días
- Buenaaaas
- Tú buceabas hoy,  verdad?
- Sí
- Ah, hoy Sipadan
- No no, Sipadan es el último día
- Pues vas a ir hoy. Ha quedado un hueco libre
- Y el último día?
- También. Vas a ir dos días
- Pero si yo he pagado por uno...
- Pues vas a ir dos
Señor! Sí, señor! Como para discutirlo!! Me estaban regalando un día en Sipadan con lo caro que están los permisos!! (en sentido figurado y en verdad).
Y así fue como,  siguiendo con la flor en el culo que me ha acompañado este último mes, disfruté de unos días buceando en esta isla que, todo hay que decirlo, es realmente paradisíaca! Arena blanca, agua turquesa, palmeras de un verde intenso.... y bajo el agua tampoco está mal, sobre todo un punto llamado Barracuda Point, con enormes bancos de peces, tiburones grises y punta blanca, decenas de tortugas y las estrellas de la inmersión: cientos de barracudas formando un gigantesco tornado submarino que oscurecía el arrecife a su paso...
Eso sí,  la bajona que te da al volver al final del día a Semporna no tiene nombre...







Y fue aquí donde tomé la inevitable decisión que llevaba postergando desde hace semanas y que, todo hay que decirlo, me ha costado menos de lo que pensaba, ya que saber que Sara estará por allí cuando vuelva lo hace todo mucho más fácil (siiii, vale, y la familia y los amigooos)
Así que es muy probable que, mientras estéis leyendo este capitulillo, yo me encuentre a bordo de uno de los varios vuelos que tengo que coger hasta llegar a España para poder empezar a disfrutar de una nueva aventura, esta vez al lado de todos vosotros!!!
Bienvenidos!!!




Comentarios

Tia Lucy ha dicho que…
Gracias a Dios todo ha salido perfecto!
Unknown ha dicho que…
Jooooo. Yo no quiero que se acabe esto...
Ha sido tan chulo leerte!!!!!
Bienvenido, Fer!!! Qué ganas de veros en persona!!